Para nadie es un secreto que el ritmo de vida -sobre todo, en las grandes ciudades- se ha vuelto cada vez más agitado. Por ello es natural que estemos sometidos a grandes cantidades de estrés, las cuales se manifiestan en problemas emocionales y físicos, a veces de manera generalizada y otras afectando a una parte de nuestro cuerpo en especial.
Teniendo en cuenta esto, no me extrañó que a causa de un trabajo extra que realicé la semana pasada mis pobres ojos manifestaran su cansancio mediante lagrimeos y el enrojecimiento de la esclerótica. Al darme cuenta de esta situación decidí inmediatamente hacer una pausa -como dice el comercial- para encontrar de qué manera fortalecer mi desgastado sentido de la vista.
Si ustedes también han padecido un extremo cansancio visual -tanto que hasta les duele intensamente la parte inferior de la cabeza-, están a punto de sufrirlo y/o quieren evitar que les suceda, a continuación les recomiendo algunos tips que no obstante su sencillez resultan muy efectivos. Pero ¡ojo!, solo cumpliéndolos de forma disciplinada podremos contar con una visión de lince (o por lo menos no tan gastada) por mucho tiempo.
- Antes de dormir (por lo menos de 3 a 4 veces por semana) colocar sobre nuestros ojos cerrados algodones humedecidos en agua de manzanilla helada.
- Tratar de dormir de 7 a 8 horas en promedio, de preferencia, con una venda en los ojos para evitar que la luz del día siguiente impacte sobre ellos.
- Al despertar y durante el día (en los momentos en que estemos más libres) podemos realizar un sencillo ejercicio: tapar los ojos con las palmas de nuestras manos cual si estuviéramos cogiendo dos pelotillas. Luego abrirlos y cerrarlos constantemente por un par de minutos y en seguida abrirlos otra vez y moverlos de un lado hacia otro durante dos minutos más.
- Colocar un protector de pantalla a nuestra computadora cada vez que vayamos a utilizarla. Quienes trabajan con una PC casi todo el horario de su jornada, eviten emplearla en casa y en su día libre, no se excedan de las 2 horas.
- Ingerir alimentos ricos en vitamina A, como la zanahoria, el tomate, el hígado de res y de pollo y los lácteos, así como alimentos con altas de cantidades de vitamina B2, tal como la levadura de cerveza y la harina integral.
Imagen: Los cuentos de Nelly.
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