La diabetes es una enfermedad que hace que el nivel de azúcar en la sangre sea más alto de lo normal, dañando nervios y órganos. Y, aunque ello puede acarrear una serie de complicaciones, lo bueno es que, siguiendo un tratamiento adecuado, uno puede prevenir estos problemas y conseguir llevar una vida normal como todos.
La diabetes suele tener una mayor incidencia en personas con sobrepeso e interviene también el factor genético. Hay diversos tipos de diabetes (siendo las más conocidas la tipo 1, la 2 y la gestacional) y por consiguiente, habrá cuidados especiales que se deberán tener con el afectado dependiendo de su edad, sexo y grado de avance de la enfermedad (que si es detectada en una etapa temprana, asegura un mejor diagnóstico y tratamiento).
Entonces, ¿qué puedo hacer?
El objetivo, sea cual sea el tipo de diabetes que la persona tenga, es restaurar los niveles de glucosa para que sean aceptables para el organismo. Como el sobrepeso y la obesidad, al igual que una vida sedentaria, aumentan los riesgos, se recomienda planear una dieta equilibrada y una rutina diaria que incluya el ejercicio físico. El control médico debe ser constante.
La persona debe aprender a cuidar la cantidad de carbohidratos que consume durante el día, adaptándola a las necesidades de su organismo. Los panes y pastas hechas de harina integral son la mejor opción en este sentido. Y si bien cuesta dejar aquellos productos que contienen azúcar, los llamados «sugar free» («sin azúcar») tienen contenidos de azúcar artificial que no tienen calorías, pero le aportan el sabor dulce a la comida que ayudan mucho a quienes tienen este padecimiento. No obstante, tampoco se debe abusar de éstos. Se recomienda también evitar las gaseosas y las bebidas alcohólicas.
Los niveles de glucosa en la sangre deben ser chequeados diariamente, ya que el azúcar puede bajar inesperadamente (cuando esto sucede, se recomienda darle a la persona un plátano o una manzana, que ayudan a controlarlo). El medicamento debe tomarse tal cual fue prescrito por el médico, en los horarios establecidos y no debe faltar.
Como ya se mencionó, un programa regular de ejercicio es fundamental para el control glucémico, ayudando además a mantener la motivación y evitar la depresión, aunque tan solo sea caminar durante 30 o 40 minutos diarios (este hábito ayuda a normalizar la glucemia, el colesterol y la tensión arterial).
Se recomienda planificar el ejercicio a la misma hora del día (de preferencia durante las primeras horas de la mañana), adaptándolo a las comidas y a la acción de la insulina, evitando hacerlo en condiciones de calor o frío extremos y durante los periodos de descontrol metabólico. Los diabéticos deben llevar un registro de su entrenamiento, consultando siempre con su médico antes de decidir realizar un ejercicio de forma continua. La dosis de insulina, por cierto, debe ser disminuida antes de la actividad.
Es importante, a su vez, el cuidado de los pies y de la vista (que suelen ser los más afectados con esta enfermedad). Hay que evitar a toda costa las heridas o uñas enterradas y es básico el uso de un calzado cómodo. En cuanto a la vista, hay que buscar la ayuda de un buen oftalmólogo y acudir periódicamente a consulta.
Con el control y los cuidados necesarios, la enfermedad puede superarse. ¡Ánimo!, la paciencia y el humor humor son también aquí harto importantes.
Imágenes: Goddads, Ortoweb, Sportize.me, Harbin, 123RF, Noticiassin
Etiquetas : alimentacion, cuidados, destacado, Diabetes, home, pies, salud, sobrepeso
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