¿Sabías que las comidas rápidas podrían poner en riesgo tu vida? Hace poco me enteré de un hecho que ocurrió en el 2006, un caso en el que el protagonista -un muchacho de 20 años- había fallecido por cirrosis hepática, una enfermedad típica de personas que padecen alcoholismo que él, a su corta edad, había desarrollado por su adicción a la comida chatarra.
¿Cómo se enfermó?, pues resulta que desde que había adquirido independencia, se apasionó tanto por las comidas rápidas que solo quería comer ésta mañana, tarde y noche, dejando de lado las comidas balanceadas, la fruta y las verduras.
La noticia salió publicada en el diario británico The Mirror y allí explicaba cómo Scott Martin había perdido progresivamente la vida por su terquedad de no renunciar al consumo de esta clase de platillo.
Personalmente las papas fritas y el pollo broaster son de mis preferidos, pero mi consumo se reduce a antojos una vez cada dos meses, y si por ahí he repetido en el mes, la sensación que me da de pesadez, es grande, al punto que necesito de comer ensaladas y mucha agua para recuperarme; eso sin contar los barritos que aparecen a los pocos días.
Consecuencias graves
Para nadie es un secreto que las papas fritas, las hamburguesas y el pollo broaster (en otras palabras, comidas rápidas) son terribles para la salud, pero su rapidez, buen sabor y facilidad de preparación, suelen más fuertes que nuestro sentido común.
Es más, diversos estudios científicos han intentado alertarnos del peligro inminente a través de investigaciones, descubriendo que la comida rápida causa una adicción tan fuerte que solo se puede comparar con la adicción al tabaco o a las drogas. Entre las consecuencias más comunes tenemos:
- Incremento de peso por la sobrealimentación de grasas y carbohidratos, ya que una porción de papas fritas, refresco y hamburguesa cubre más del 50% de calorías diarias que un cuerpo promedio necesita (obesidad en niños).
- Paulatino deterioro de la salud, pues las comidas rápidas carecen de nutrientes que puedan alimentar a las células. Ello degenera en un bajo desarrollo de la masa ósea por la falencia de calcio y vitaminas.
- Asimismo, por la falta de fibra, verduras y frutas, aparecen los primeros síntomas de estreñimiento.
- Al no haber aportes de calcio e incrementarse las fuentes de azúcares simples, las caries se hacen más frecuentes (recuerda que las gaseosas y las donas tienen mucho de esto).
- La digestión en general se vuelve más pesada y pueden aparecer los primeros problemas de mala digestión y gases que con el tiempo degeneran en gastritis o cáncer.
- De otro lado, las grasas sobre saturadas con se preparan estas comidas se vuelven muy difíciles de procesar para el hígado, debilitándolo y desarrollando enfermedades como la hepatitis que a la larga puede producirnos cirrosis.
- Su consumo a diario provoca cambios en el sentido del gusto por el exceso de sal, conservantes y sazonadores; además este tipo de alimentos produce adicción debido a los cambios bioquímicos que genera en el cerebro, el exceso de azúcares.
Como vemos, el comer estos alimentos a diario puede alterar seriamente nuestra salud; sin embargo, si lo reducimos progresivamente a una vez por semana o una vez al mes (en el caso de los adictos) y comemos más frutas, verduras y agua natural, podremos mantener un mejor estado de salud, y cuidar nuestra vida, sin dejar de darnos ese gustito crocante.
Referencias: Nosotras, TheMirror, Innatia.
Imágenes: Egliasanguchito, ElEspectador.
Etiquetas : Alimentación sana, comidas rapidas, consecuencias, dieta, salud
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